“El líder de servicio público de la era digital entiende cómo usar datos para fundamentar decisiones, diseñar y administrar servicios, y crear valor público dentro y fuera del gobierno".

Antecedentes de esta competencia

Los servidores públicos han recopilado y usado datos desde antes de que se inventara la palabra “estadística”. El desarrollo de las disciplinas de la economía, la estadística y la contaduría pública ha ido de la mano del crecimiento de los estados burocráticos modernos, persiguiendo el ideal de la “formulación de políticas basadas en evidencia”.

La dependencia del servicio público de los números puede observarse en la naturaleza de los temas educacionales centrales que se enseñan a los servidores públicos. Actualmente, pocas personas obtienen puestos de liderazgo sin tener al menos un mínimo de instrucción en los fundamentos de la estadística o la economía.

Dada esta preponderancia de las habilidades numéricas en la educación actual de asuntos públicos, puede parecer curioso que nombremos a los datos como una nueva competencia que merece atención. ¿Acaso no es un área ya “cubierta” por los programas típicos de maestría en administración pública o maestría en políticas públicas, o la nueva ola de programas especializados de ciencia de datos?

Estos cursos han hecho grandes avances para igualar el ritmo de los desarrollos en tecnología y datos. Ciertamente, ha habido una explosión de nuevos módulos y formación en ciencia de datos, ética de datos, analítica web, inteligencia artificial y datos. Sin embargo, el desafío es asegurarse de que los líderes públicos puedan tomar buenas decisiones respecto de cuáles de estas habilidades deben implementarse en cuáles circunstancias.

Esto significa adaptar la educación de los servidores públicos para adecuarse a los siguientes cambios importantes:

Dado que todos estos cambios son constantes y evolucionan rápidamente, es importante apoyar a los educadores en la adaptación de sus habilidades a la nueva era.

Significado de esta competencia

Actualmente, los servidores públicos deben ser capaces de:

Todo lo anterior generará implicancias éticas, de seguridad y de privacidad que son críticas, pero para mayor claridad, las hemos incluido en otra competencia: la número 2.

En definitiva, esta competencia implica que los líderes de servicio público necesitan ser capaces de usar datos “en situaciones reales”, no en “condiciones de laboratorio”.